El seminario Mayor busca educar los futuros Pastores de la Iglesia procurando para todos una formación integral.
Para hacer verdaderamente la voluntad del Señor en la vida del creyente y de manera especial al que aspira y se prepara para el Sacerdocio, es necesario tener en cuenta unas disposiciones que abarcan de manera integral la vida del candidato, estas lo prepararán de manera que sea capaz de responder a la llamada del Señor en este siglo XXI; este proceso tendrá una serie de elementos que poco a poco irán formando un discípulo y misionero de Jesucristo, pues este proceso “es progresivo, armónico, dinámico, integral y permanente que lo conducirán hacia la madurez humana, cristiana y vocacional”.
DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA
"Busca hacer capaz al candidato de vivir como cristiano en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior"
( D.A No. 280 a).
La Dimensión humana y comunitaria ofrece una experiencia en la que el candidato puede encontrarse con sí mismo y a la vez compartir con los demás lo que es y lo que posee y de esta manera podrá adquirir las cualidades necesarias que se necesitan para ser modelo en la comunidad a la que será enviado en su respuesta al seguimiento de Cristo, es decir modelo de comunión entre los hombres, que son sus hermanos.
La dimensión humana y comunitaria forma al candidato de una manera que éste permita vivir en su vida una sensibilidad humana, que posea entrañas de misericordia ante cualquier dolor y sufrimiento humano, a modelo de Cristo el Señor:
“Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.” (Mt 9,36).
Que no se quede sumergido en el egoísmo del mundo, sino que conociendo y viviendo en esta realidad humana pueda desempeñar su papel como pastor que acoge los ruegos de los hombres, pero que también comparte con ellos, pues él como hombre también ruega al Maestro, por sí mismo.
La dimensión humana preparará al candidato en su configuración con Jesús, pues Jesús como verdadero hombre trasforma al hombre y lo dignifica, pero como verdadero Dios, le da la gracia necesaria, ya lo dirá San Pablo:“Mi gracia te basta” (2 Cor 12, 9) para comprender cual es su fin último.
( D.A No. 280 a).
La Dimensión humana y comunitaria ofrece una experiencia en la que el candidato puede encontrarse con sí mismo y a la vez compartir con los demás lo que es y lo que posee y de esta manera podrá adquirir las cualidades necesarias que se necesitan para ser modelo en la comunidad a la que será enviado en su respuesta al seguimiento de Cristo, es decir modelo de comunión entre los hombres, que son sus hermanos.
La dimensión humana y comunitaria forma al candidato de una manera que éste permita vivir en su vida una sensibilidad humana, que posea entrañas de misericordia ante cualquier dolor y sufrimiento humano, a modelo de Cristo el Señor:
“Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.” (Mt 9,36).
Que no se quede sumergido en el egoísmo del mundo, sino que conociendo y viviendo en esta realidad humana pueda desempeñar su papel como pastor que acoge los ruegos de los hombres, pero que también comparte con ellos, pues él como hombre también ruega al Maestro, por sí mismo.
La dimensión humana preparará al candidato en su configuración con Jesús, pues Jesús como verdadero hombre trasforma al hombre y lo dignifica, pero como verdadero Dios, le da la gracia necesaria, ya lo dirá San Pablo:“Mi gracia te basta” (2 Cor 12, 9) para comprender cual es su fin último.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
Es la dimensión formativa que funda el ser cristiano en la experiencia de Dios, manifestado en Jesús, y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda" (D.A No. 280 b).
Es de esta manera en que el candidato experimenta el amor de Dios en su vida y a la vez lo comparte, pues el amor verdadero es comunicativo y no centrado en sí mismo. El candidato lleno de la presencia de Dios, podrá trasmitir esa presencia en el mundo, pues deberá trasparentar en su vida al Maestro, la dimensión espiritual formará al discípulo en la adhesión a la persona de Jesucristo, pues él es “el Camino, la Verdad y la Vida”(Jn 14, 6) de los hombres.
El candidato debe vivir su respuesta de una manera tal que se pueda decir: éste ha sido llamado por Dios, para una Misión en especial, esa misión es trasmitir lo que Dios le comunica (ser Profeta) y esa comunicación es el Verbo encarnado, es decir comunicar a Cristo, el salvador, al género humano. Pero ¿cómo se dará cuenta de lo que le comunica El Señor? El verdadero discípulo conocerá el plan de Dios, en la meditación, en la contemplación y en el diálogo con Cristo en la Sagrada Escritura, ya lo dirá San Jerónimo: “Quien desconoce las Escrituras, desconoce a Cristo” El Discípulo que no trasmite lo que Dios le pide no es el verdadero seguidor y por tanto no es un verdadero discípulo, y al no ser verdadero discípulo no podrá comunicar al mundo su mensaje, lo único que podrá comunicar será palabras sin trascendencia, sin impacto, palabras sin vida.El candidato al Sacerdocio, podrá acercarse a María y aprender de ella, pues ella como discípula meditó y contempló el misterio, pero no sólo se quedo con el, sino que salió presurosa al mundo y lo comunicó.
DIMENSIÓN INTELECTUAL
“Asegura, de una manera especial, el conocimiento bíblico-teológico y de las ciencias humanas, para adquirir la necesaria competencia doctrinal y así desempeñar los servicios eclesiales que se requieren, para una adecuada presencia en la vida secular" (D. A No. 280 c)
El candidato, puede vivir su compromiso de una manera tal que conozca y pueda trasmitir la enseñanza humana, moral y cristiana ante un mundo que poco a poco pierde su horizonte. La dimensión intelectual capacita al discípulo para dar razones de la fe, como lo dice San Pedro en su primera carta, pues esto es esencial en el hombre que quiere conocer y dar a conocer a Dios, pues nadie da de lo que no tiene ni conoce. Este conocimiento intelectual deberá crear en el candidato ese deseo de conocer al Señor y a la vez ser un hombre entre los hombres, pero no como cualquier hombre, sino como el hombre de Dios injertado en el mundo.
La dimensión intelectual capacita al candidato para que éste tenga un pensamiento critico, reflexivo (estudios filosóficos), pero ante todo un pensamiento de trascendencia ante las realidades que lo rodean (estudios teológicos), que no se quede con un caudal de conocimientos, sino que esos conocimientos que posee le sirvan para acercarse a Dios y pueda así también conocer verdaderamente que es el Hombre, y conociendo al Hombre podrá conocer a su creador, pues la criaturas reflejan a su autor. La dimensión intelectual como las demás dimensiones están orientadas a buscar la perfección del hombre y de su relación con Dios y sus hermanos, pues todo gira entorno a la glorificación de Dios “omnia in gloriam Dei facite” y la salvación del hombre “salus animarum”y esto enmarcado en los procesos de Nueva Evangelización.
DIMENSIÓN PASTORAL
“Proyecta hacia la misión de formar discípulos y misioneros al servicio del mundo” ( D.A No. 280).
El candidato se prepara para llevar un mensaje que trasforme todas las realidades humanas y así pueda conducir al hombre a su fin próximo: la salvación, pero ésta salvación es integral, es decir, abarca toda la vida humana.
La dimensión pastoral deberá infundir en el discípulo ese deseo de comunicar la Palabra de Dios a un mundo que está desorientado por tantas tentativas de conocer a Dios, a un mundo pluri-religioso, multi-cultural donde se presentan distintos caminos no muy seguros muchas veces para el hombre.
La dimensión pastoral es manifestación de la respuesta de la Iglesia a su Fundador, pues el Señor “Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar” (Mc 3,14) y también en otro pasaje les dice: “ Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”(Mc 16,15). Es así que la Iglesia cumple con su compromiso adquirido hace más de 2000 años con el Señor; la Iglesia es por tanto evangelizadora por naturaleza, su esencia es anunciar a Cristo resucitado.
El candidato manifestará en su acción pastoral su deseo misionero y a la vez se hará participe de la misión del salvador: “que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad.”(1 Tim 2,4).
El candidato que no cumpla con este deseo no podrá nunca configurarse con Cristo, ni mucho menos podrá manifestar lo que siente en su corazón.
En la dimensión pastoral y misionera, el discípulo-candidato manifiesta a Cristo Buen pastor y lo hace vivo y operante en este momento de la historia.
La misión deberá inundar al candidato al sacerdocio, con un espíritu de desprendimiento y entrega a los demás, pues fue enviado a servir y no a ser servido, a comprender y no ser comprendido, a amar y no a ser amado, como lo dirá San Francisco de Asís.
El lema de la Nueva Evangelización deberá iluminar también está dimensión pues dice: "para que Jesucristo esté en tus labios y en tu corazón". El discípulo deberá sentir también la necesidad urgente de atraer a los alejados del Señor, para que puedan degustar del sabroso banquete de Bodas del cordero y esta realidad se podrá ver palpable en el deseo de ir a los alejados, como también de formar y de cuidar a los que se mantienen en la Iglesia como ovejas fieles o incluso de las que se sienten solas o indecisas, esto se ve palpable en el S.I.N.E “Sistema Integral de Nueva Evangelización” que pretende atraer a los alejados y formar en cercanía e intimidad con el Padre a través de Jesucristo en el Espíritu santo.
El candidato se prepara para llevar un mensaje que trasforme todas las realidades humanas y así pueda conducir al hombre a su fin próximo: la salvación, pero ésta salvación es integral, es decir, abarca toda la vida humana.
La dimensión pastoral deberá infundir en el discípulo ese deseo de comunicar la Palabra de Dios a un mundo que está desorientado por tantas tentativas de conocer a Dios, a un mundo pluri-religioso, multi-cultural donde se presentan distintos caminos no muy seguros muchas veces para el hombre.
La dimensión pastoral es manifestación de la respuesta de la Iglesia a su Fundador, pues el Señor “Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar” (Mc 3,14) y también en otro pasaje les dice: “ Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”(Mc 16,15). Es así que la Iglesia cumple con su compromiso adquirido hace más de 2000 años con el Señor; la Iglesia es por tanto evangelizadora por naturaleza, su esencia es anunciar a Cristo resucitado.
El candidato manifestará en su acción pastoral su deseo misionero y a la vez se hará participe de la misión del salvador: “que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad.”(1 Tim 2,4).
El candidato que no cumpla con este deseo no podrá nunca configurarse con Cristo, ni mucho menos podrá manifestar lo que siente en su corazón.
En la dimensión pastoral y misionera, el discípulo-candidato manifiesta a Cristo Buen pastor y lo hace vivo y operante en este momento de la historia.
La misión deberá inundar al candidato al sacerdocio, con un espíritu de desprendimiento y entrega a los demás, pues fue enviado a servir y no a ser servido, a comprender y no ser comprendido, a amar y no a ser amado, como lo dirá San Francisco de Asís.
El lema de la Nueva Evangelización deberá iluminar también está dimensión pues dice: "para que Jesucristo esté en tus labios y en tu corazón". El discípulo deberá sentir también la necesidad urgente de atraer a los alejados del Señor, para que puedan degustar del sabroso banquete de Bodas del cordero y esta realidad se podrá ver palpable en el deseo de ir a los alejados, como también de formar y de cuidar a los que se mantienen en la Iglesia como ovejas fieles o incluso de las que se sienten solas o indecisas, esto se ve palpable en el S.I.N.E “Sistema Integral de Nueva Evangelización” que pretende atraer a los alejados y formar en cercanía e intimidad con el Padre a través de Jesucristo en el Espíritu santo.